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Reflexiones Cristianas: Jesucristo

Jesucristo


Jesucristo


Contenido



La persona de Jesucristo es la doctrina fundamental de las Sangradas Escrituras, el conocimiento de él es esencial para la vida de todo ser humano por lo cual debemos dedicarle de nuestro tiempo a lo que está escrito de él. Muchos religiosos llamados cristianos fomentan conceptos errados de la persona de Jesucristo, para no ser víctima de alguno de esos conceptos errados, realizaremos un estudio de lo que realmente enseña la Biblia en torno a su deidad, muerte, resurrección y exaltación.


1) SU DEIDAD

La deidad de Jesucristo es sostenida tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En ambos testamentos se le dan Nombres divinos, atributos divinos, obras divinas, como también es objeto de adoración.

En el Antiguo Testamento, la deidad de Jesucristo, es presentada tanto por sus Nombres como por sus teofanías. Él es el llamado “Ángel de Jehová” y “Jehová” (Génesis 16:7-13/12:24-30/22:11), (Oseas 12:4), (Éxodo 3:2/32:34/33:2,14), (Jueces 6:11-16,22-23/13:11-23).

En Isaías capítulo 6, el profeta registra una maravillosa visión del Señor Jehová de los ejércitos. Ninguno negará que éste ser el supremo Dios, ¿pero quién es el Supremo Dios visto por Isaías? El Apóstol Juan nos dice en su Evangelio capítulo 12 verso 41, que es Jesucristo. Por lo tanto lo que vio Isaías fue la Gloria de Cristo, la segunda persona de la Trinidad. Pero este profeta no solo vio la Gloria de Cristo, sino que también profetizo su nacimiento (encarnación). 


Al hacerlo dijo que se llamaría Emanuel, que según (San Mateo 1:23) quiere decir: “Dios con nosotros” (Isaías 7:14). Vemos que no solo Isaías habla de la Gloria de Cristo, sino que Jesucristo cuando ora por sus discípulos, hace mención de aquella Gloria (Juan 17:5)

En (Isaías 9:6), el profeta la presentar las diferentes características esenciales que tendría Jesucristo, dice que una de ellas es “Dios Fuerte”. Este lenguaje no puede usarse de otro sino de un ser divino. En el Nuevo Testamento encontramos que Jesucristo mismo a través de sus enseñanzas y obras, hizo alusiones a su deidad. 


Él dijo que es la Verdad, la Luz, el pan que descendió del Cielo, el Camino, la Puerta, el buen Pastor... Y la Vida del mundo, que el que lo oía a él oía a Dios, que el cielo y la tierra pasaran pero sus Palabras no pasarán, que tiene poder para perdonar pecados, que él es uno con el Padre, que es la Resurrección, que él es el Hijo de Dios de una manera diferente y especial de la relación que los hombres sostienen con el Padre. (Mateo 24:35/9:2-8), (Marcos 1:23-26), (Juan 8:12/14:6/8:47/10:30/14:9/5:19-47/6:35, 48,51).

Además de esto, el Apóstol Juan no solo dice categóricamente que es Dios, sino que registra en su Evangelio que al llamarlo Señor y Dios el apóstol Tomas, Jesucristo no rechazo lo títulos dados por este apóstol, reconociéndolo como de su propiedad (Juan 1:1/20:28-29)

Todo esto está de acuerdo con la enseñanza paulina y el resto del Nuevo Testamento, en el libro de hebreos no solo se le aplica el título de Dios, sino que el Padre mismo manda a que le adoren, aún hasta los ángeles del cielo. (Hebreos 1:16). Está escrito que él es Dios manifestado en carne (1 Timoteo 3:16) Jesucristo posee los atributos de Omnisciente (Juan 2:25/21:17), (Apocalipsis 2:23), Omnipresente (Mateo 18:20/28:20) Omnipotente (Isaías 9:26), (Juan 1:3), (Colosenses 1:16-17), Inmutable (Hebreos 13:8) y eterno (Apocalipsis 1:18).


2) SU HUMANIDAD

La humanidad de Jesucristo, al igual que su deidad es sostenida tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Las profecías mesiánicas aludían tanto a su deidad como a su humanidad. Según el Antiguo Testamento Jesucristo sería la simiente de la mujer, de Abraham y de David


Esto significa que Jesucristo había de nacer de parentesco humano, él sería un descendiente de Abraham y de David (Génesis 3:15 22:18), (2 Samuel 7:16). Esto tuvo su fiel cumplimiento cuando una humilde pareja que estaban desposados, José y María, ambos descendientes de Abraham y de la casa de David. Ambos instrumentizados por Dios para el cumplimiento de la profecía. 
El apóstol Pablo hablando de este magno acontecimiento dice: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer...” (Gálatas 4:4) Y Mateo al presentar la genealogía de Jesucristo dice: “...Hijo de David, hijo de Abraham” (Mateo 1:1) El término hijo aquí significa descendiente. 

El apóstol Juan después de presentar la deidad de Jesucristo, nos dice que esta persona divina se unió a la naturaleza humana. “Y aquel verbo fue hecho carne, y habito entre nosotros...” (Juan 1:14) Jesucristo además de su divinidad llegó a obtener una humanidad real y verdadera. Por lo tal dice: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo...” (Hebreos 2:14) Según esta escritura, Jesucristo tomo la naturaleza de aquellos que vino a redimir, participando así de la “carne y de la sangre” de ellos. Sin que esto implique que participo de la naturaleza caída y pecaminosa de ellos. Pues está escrito que la naturaleza humana de Jesucristo fue verdadera pero sin pecado (Hebreos 4:15).

Jesucristo tuvo espíritu, alma y cuerpo. Tuvo hambre, cansancio, sed, angustia, tristeza, turbación y tentación. Esto es una prueba de su humanidad real y verdadera. (Mateo 26:38), (Juan 1:14), (Hebreos 10:10), (Mateo 4:2/26:37-38), (Juan 11:35/12:27/19:28,30), (Hebreos 4:15).

En Jesucristo vemos dos naturalezas claramente indicadas, la divina y la humana. Estas naturalezas se unen en una sola persona, no hay dos Cristos, ni una persona divina y otra humana. Es la misma persona en unión de dos naturalezas, la manera de esta unión suele ser un misterio para la limitada mentalidad humana, frente a esto podemos decir como el apóstol Pablo: “Grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne...” (1 Timoteo 3:16). 

Jesucristo es Dios-Hombre, Dios con nosotros, como tal pudo efectuar la reparación de nuestra naturaleza caída, como dice la escritura “Y estando en condición de hombre, se humillo a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8). Debía hacerse hombre para ser nuestro representante y también se requería la pureza de Dios para que la satisfacción del sacrificio estuviera a la altura de la ofensa. Por lo tal, es el único mediador entre Dios Padre y los hombres (1 Timoteo 2:5). Nos queda claro que Jesucristo, el verbo encarnado, es la única fuente y medio de salvación de la raza humana caída.


3) SU MUERTE

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto. (Juan 12:24).
Estamos convencidos de que el propósito principal de Jesucristo venir a esta tierra, fue el de dar su vida por el rescate de todos nosotros. Como también nos los revela su Palabra en (Mateo 20:28), la enseñanza paulina también sostiene esta verdad. Pablo dice que Jesucristo “se dio así mismo en precio del rescate por todos...” El termino rescate es una idea antiguo-testamentaria que está relacionada con la exoneración de una deuda mediante el pago de un precio (alto costo).

El pariente más cercano podía pagar este rescate. Eso fue lo que hizo Jesucristo, el hombre al caer de su estado original, adquirió una deuda con la Ley de Dios. Estando el hombre en esta condición, Cristo tomo la naturaleza humana para constituirse en nuestro pariente cercano y pagar el precio de nuestro rescate. (Hebreos 2:14-15). También las Escrituras nos revelan que la muerte de Jesucristo fue propiciatoria, “Dios ha puesto (a Jesucristo) en propiciación por la fe en su sangre”. (Romanos 3:25).

Lo que nos da a entender aquí, es que Cristo ha honrado la Ley al sufrir en nuestro lugar la justa sentencia que ella impone, para ser la propiciación por nosotros, siendo Él el sacrificio propiciatorio y a la vez el medio por el cual el hombre puede acudir a Dios y tener comunicación con Él.
La enseñanza paulina es rica en la explicación de significado de la muerte de Jesucristo. Declarando que: “...Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo...” (Romanos 5:10). 


El hombre a causa de su pecado esta en enemistad contra Dios. Pero Jesucristo ya hizo provisión en la cruz para la reconciliación no solo es entre el hombre y Dios, sino también entre Judíos y Gentiles, para ser miembros de un mismo pueblo. (Efesios 2:16).

Las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento y las enseñanzas del apóstol Pedro nos ayudaran a conocer otro aspecto del significado de la Cruz de Cristo: La muerte de Jesucristo fue vicaria, Jesucristo tomo nuestro lugar en la Cruz. Al hacerlo, “llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores...” fue “herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él...” (Isaías 53:4-6) Él “llevo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero”. (1 Pedro 2:24)

Con su muerte nos dio vida “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la Cruz” (Colosenses 2:14). Él vino a morir en nuestro lugar, a padecer en carne propia la sentencia que debíamos pagar tu y yo por causa del pecado, “Padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios”. (1 Pedro 3:18)


4) SU RESURRECCIÓN

La resurrección es un aspecto muy importante en el estudio de la doctrina de Jesucristo. La razón de esto es porque aparte de que el cristiano está fundamentado en el hecho histórico de la resurrección de Jesucristo, muchas teorías han pretendido desacreditar este hecho.

Las falsedades de las diversas teorías contrarias a este hecho, se deja ver cuando descubrimos la profunda convicción, el cambio de vida y la absoluta determinación de los apóstoles en predicar la resurrección de Jesucristo a costo de persecución y muerte. (Hechos 2:32/3:15/4:10,33/23:21). Además de esto en Mateo se registra que las autoridades Judías se habían asegurado bien para que el robo del cuerpo no ocurriera. (Mateo 27:62-66).

En el resto de los escritos del Nuevo Testamento, se registran varias escenas donde Jesucristo hace apto de presencia, como lo vemos en: Marcos, donde luego de aparecer a varios de ellos, “Finalmente se les apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa y les reprocho su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado”. (Marcos 16:14). Cristo, luego de resucitar invita a sus discípulos a que vieran sus manos y sus pies; que lo palparan y lo vieran, para que se convencieran de que no era un espíritu, sino un ser de carne y huesos. (Lucas 24:37-43)

Por lo tanto, la resurrección de Jesucristo es un hecho histórico, pues “él después de haber padecido se presentó vivo con muchas pruebas indubitables apareciéndole a los discípulos por cuarenta días hablándoles del Reino de Dios” (Hechos 1:3)

También mas adelante en el mismo libro de los Hechos, vemos donde Jesucristo luego de ser resucitado, habla abiertamente ante mayor número de testigos, los cuales presenciaron su ascensión al cielo. (Hechos 1:6-11). Y por otro lado, vemos en testimonio de un joven llamado Saulo, el cual perseguía con de nuevo a los que testificaban de la resurrección de Jesucristo, (los primeros cristianos), “Saulo, aun respirando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor Jesucristo, vino al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino (Camino, es decir, el camino de Jesucristo), los trajera preso a Jerusalén. Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeo un resplandor de luz del Cielo; y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo, yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. (Hechos 9:1-5)

Es evidente que la resurrección de Jesucristo, no se puede explicar científicamente, pues es un hecho milagroso obrado por el Dios Todopoderoso. Cristo fue resucitado por el Poder del Espíritu Santo al tercer día, al salir de la tumba, se levantó con el mismo cuerpo, pero glorificado. (Juan 20:11-17).

La resurrección de Jesucristo comprobó una vez más su deidad, aseguro la justificación del pecador que se arrepiente a él de todo corazón, comprobó su triunfo sobre la muerte, garantizo la resurrección del cristiano, y por ende, la inmortalidad luego de ser glorificados en nuestros cuerpos mortales, la vida eterna y por último el día de juicio final para el pecador. (Romanos 1:4/4:25), (Hebreos 2:14-15), (1 Corintios 15:20-23), (Romanos 8:11,23), (Filipenses 3:21), (2 Timoteo 1:10), (Hechos 17:31)


5) SU EXALTACIÓN

Ya hemos estudiado como Jesucristo, el Hijo de Dios, dejo su lugar celestial para venir a este mundo con el objetivo de ser nuestro Salvador, todo esto nos muestra como Él se humillo a lo sumo (Filipenses 2:6-11). Pero las Sagradas Escrituras también nos presentan otro aspecto del estado de Jesucristo, y es su exaltación.

No cabe duda, esta comenzó con su resurrección, y como ya hemos presentado, Él estuvo con sus discípulos cuarenta días después de su resurrección, durante este intervalo de tiempo, entre la resurrección y la ascensión, Jesucristo hizo varias apariciones a sus discípulos y creyentes, (no a incrédulos), instruyéndolos y dándole las ordenanzas de la obra evangelizadora y dicipuladora la cual ellos comenzarían en el mundo luego de su partida, con la dirección del Espíritu Santo el cual le había prometido de ante mano. (Hechos 1:3), (Mateo 28:9), (Juan 20:19), (Lucas 24:15), (1 Corintios 15:5-8), (Mateo 28:16-20), (Hechos 1:4-12).

Cumplidos los cuarenta días, después de haber recibido las últimas instrucciones, estando ellos en el monte llamado del Olivar, mientras ellos lo contemplaban, el Señor Jesucristo fue alzado y lo recibió una nube que lo oculto de sus ojos. (Hechos 1:9,12), Jesucristo dejo la tierra, con su cuerpo resucitado y de gloria, llevando en el las marcas de su misión redentora. En sus manos y pies, las marcas de los clavos, en su costado la marca de la lanza y en su frente las marcas de la corona de espinas. Todo ha sido consumado, había cumplido!

Esta ascensión de Jesucristo tiene un gran significado para la vida de todo cristiano, así como para el mismo Cristo. Él fue exaltado por el Padre, después de su resurrección él dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Jesucristo ha sido exaltado como Rey y Señor de todo, el apóstol Pablo hablando de la exaltación de Jesucristo dice que el Padre lo ha colocado “a su diestra (derecha) en los cielos” (Efesios 1:20)

Dando a conocer la autoridad, jerarquía y grado de poder que le ha sido otorgado a la diestra de su Padre. Él tiene la posición más elevada de todo el universo, todo está bajo sus pies, como antes lo había anunciado por medios de sus profetas. (Salmos 110:1)
Dios el Padre, ha declarado, que llegara el día en que toda rodilla se doblara ante el Nombre de Cristo, y toda lengua confesara que Cristo es el Señor para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9). Grande es este misterio en realidad, pero Dios nos ha revelado sus propósitos conforme a su voluntad, pues también esta escrito “Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo se sujetara al que le sujetó al Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.” (1 Corintios 15:28).

La ascensión de Jesucristo también tiene un gran significado para nosotros que esperamos su venida, pues nos demuestra que el cielo es un lugar a donde podemos ir a través de Cristo, nos asegura que Jesucristo ha ido a preparar moradas para que donde Él esté, nosotros también estemos. (Juan 14:2). Nos garantiza que tenemos un intercesor, Él es el único que puede interceder por nosotros. “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5),”Y en ningún otro hay Salvación”. (Hechos 4:12)

También nos garantiza un abogado ante el Padre, (1 Juan 2:1), un Sacerdote que se conduele de nuestras debilidades, por cuanto también padeció conforme a nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hebreos 4:14-16), En algún momento Él dijo, “conviene que yo me valla, porque si no me fuera el Consolador no vendría” hablando del Espíritu Santo que vendría sobre su Iglesia, para revestirla de poder y capacitarla para el cumplimiento de su misión en el mundo. (Juan 16:7-8). 


Y por último, Cristo en su ascensión nos da un modelo de lo que será el arrebatamiento de la Iglesia, del cual ya había dicho antes estando con sus discípulos, diciendo: “Dos estarán en el campo, uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino, una será tomada y la otra será dejada., Velad, pues no sabes a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:10-42). Dando a entender, como será este majestuoso evento, el cual conforme a las escrituras, puede suceder en cualquier momento. Como está escrito: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocara la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles (es decir, en un cuerpo de gloria como el de Cristo) y nosotros (los que estemos vivos y sirviendo a Cristo) seremos transformados. (1 Corintios 15:52)

Trompeta, es decir, señal de salida.
"Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará como Él lo anuncio a sus siervos los profetas". (Apocalipsis 10:7
)
También señala que: “El Señor mismo (Cristo), con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, entonces los muertos en Cristo (es decir, que hayan muerto después de aceptar a Cristo) resucitaran primero, luego nosotros, los que vivimos, los que hallamos quedados, (los que estemos vivos cuando suceda) seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor”. (1 Tesalonicenses 4:16-17
)


Que el Señor les Bendiga  (Hebreos 12:14)

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Dios Te Bendiga mas!

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